Reconforta comprobar que, a diferencia de la patética realidad de cuanto rodea a las medicina no alopática en el estado español, en Abya Yala las hierbas y demás prácticas de los pueblos originarios, así como las restantes medicinas naturales o complementarias, van ocupando de manera paulatina e irreversible el lugar central que les corresponde en la salud comunitaria y que, afortunadamente, nunca ha dejado de ser así. Ha bastado que en buena parte del cono sur desaparecieran -aún no por completo, (...)