Suero de leche

Se tiene constancia del uso del suero de leche a lo largo de la historia. Así, Hipócrates, Galeno y otros padres de la medicina europea lo recomiendan como alimento de cualidades extraordinarias, depurativo y regenerador de los órganos, secreto de salud y longevidad. La cura del suero se mantuvo en zonas geográficas que contaban con una arraigada cultura de lecherías y queserías, como es el caso de Suiza y Alemania.

De hecho, en la práctica constituye uno de los medios básicos de la terapia y métodos naturales del doctor Alfred Vogel: «El suero de leche es un preparado natural de ácido láctico que destruye las bacterias, favorece la buena irrigación sanguínea y regenera la piel gracias a la acción de los fermentos que se encuentran en el suero y a su contenido en sales minerales, … En los ácidos lácticos del suero de la leche están concentradas las sustancias minerales de la leche (calcio fácilmente asimilable, magnesio, manganeso, …, oligoelementos) que a la vez se enriquecen y se ennoblecen con la fermentación del ácido láctico. Los ácidos lácticos concentrados con los fermentos de la leche actúan desinfectando de tal forma que puede tomarse por vía oral con buenos resultados en dolores de cuello, resfriados e incluso anginas. Usado como tópico ha dado buenos resultados en las heridas pequeñas y dermatomicosis, … Las sales alimenticias particulares y sustancias minerales de la leche se encuentran en el suero. También los fermentos coagulantes que se utilizan para la preparación del suero desempeñan un papel importante en el efecto del suero, …».

«El suero de leche», afirma Vogel, «es de gran importancia. No en vano soberanos y gente eminente de Francia y otros países han viajado en tiempos pasados a Suiza para llevar a la práctica las conocidas curas de suero suizas. Por regla general los visitantes tenían afecciones del metabolismo, eran demasiado gordos, tenían estancamientos sanguíneos, estaban afectados por enfermedades en el intestino, o su páncreas no funcionaba muy bien y tenían que combatir las fermentaciones. Las curas de suero también eran convenientes para la típica disfunción bacteriana».

Composición del suero

El suero de leche tiene un perfil de minerales en el que destaca sobre todo la presencia de potasio, en una proporción de 3 a 1 respecto al sodio, lo que favorece la eliminación de líquidos y toxinas. Cuenta también con una cantidad relevante de otros minerales como calcio («En una proporción de un 50% más que en la leche», según Roser Amills), fósforo y magnesio, y de los oligoelementos zinc, hierro y cobre, formando todos ellos sales de gran biodisponibilidad para nuestro organismo.

Convengamos con Juan Velasco que: «La falta de calcio puede determinar raquitismo en el crecimiento u osteoporosis en edades más avanzadas, así como numerosos problemas nerviosos provocados por su carencia. El magnesio interviene en la correcta asimilación del calcio, inhibe el proceso de esclerosis en los vasos sanguíneos y participa en el funcionamiento del músculo cardíaco. El fósforo mejora la capacidad de concentración, la memoria y fortalece el sistema nervioso. El zinc, el hierro y el cobre actúan conjuntamente como potentes antioxidantes, protegiendo las membranas celulares, estimulando las defensas y mejorando el proceso digestivo».

El suero de leche, que contiene todos los aminoácidos esenciales, aporta proteínas de una calidad extraordinaria y con un coeficiente de uso por parte del organismo humano, según Marisa Madoz: «Superior incluso al de la leche o los huevos». Contiene además cantidades pequeñas pero apreciables de las vitaminas A, C, D, E y del complejo B, así como ácido orótico, que es, en palabras de Madoz: «Fundamental para la absorción de minerales como el calcio, fósforo, etc.» , y ácido láctico («Que ayuda a mejorar el proceso de respiración celular», según Roser Amills), junto con un contenido muy bajo en grasas y en calorías.

Alimentación, obesidad y regulación del peso

Alfred Vogel asegura de manera rotunda que: «Quien padezca de obesidad debe ingerir regularmente suero de leche, ya que influye positivamente al regular el funcionamiento del páncreas, el metabolismo de las grasas y, lo que es importantísimo, a partir de ahí comenzará a disminuir de peso lentamente. Pero esto no significa que la gente delgada deba evitar esta bebida, pues no actúa sólo descomponiendo, sino también regulando, de forma que también aquellos que no aprovechen bien los alimentos pueden conseguir un mejor aprovechamiento de los mismos».

Entre los factores causantes de obesidad Juan Velasco incide en los ambientales o malos hábitos alimentarios, con o sin ingesta excesiva, cuando los dulces o alimentos grasos son parte casi exclusiva de la dieta, con un aumento de la cantidad de alimento o una reducción de la actividad sin adaptar la ingesta de alimentos. Y la ansiedad, que provoca excesivo apetito, o los medicamentos: «El uso continuado de antidepresivos favorece la aparición de obesidad, … Otras medicaciones pueden también favorecerla».

Considera que organizar la alimentación en la persona obesa es suficiente en muchas ocasiones para que baje de peso, y que la dieta debe ser ligeramente restringida en cantidad y equilibrada en cuanto a la calidad. Las dietas ricas en fibras favorecen el tránsito intestinal, disminuyen la absorción de grasas y azúcares y producen una saciedad más rápida que hace disminuir la cantidad de alimento ingerido.

He aquí 5 normas obvias pero interesantes: 1) centrar la atención en la actividad de alimentarse, y no comer deprisa, hablando o caminando. 2) masticar y ensalivar los alimentos pues nuestro sistema digestivo ha de recibir el alimento masticado y la saliva tiene enzimas que inician la digestión en la boca. 3) ordenar las comidas para preparar en el sistema digestivo la recepción del alimento, facilitar el tránsito y evitar fermentaciones por mezclas incompatibles de alimentos. 4) beber poca cantidad durante las comidas para evitar una digestión lenta e ineficaz por una inadecuada actividad de los jugos gástricos, necesarios para la preparación y predigestión de algunos alimentos antes de pasar al intestino. 5) variar mucho todos los alimentos de la dieta.

Juan Velasco establece unos criterios genéricos para cada tipo de obesidad. Así, en la androide (obesidad en la parte superior del cuerpo, más frecuente en el hombre, suele comerse en exceso y se asocia a problemas cardiovasculares con exceso de ácido úrico, glucosa y colesterol) se propone una dieta adecuada, disminuir la ingesta excesiva o no proporcionada con la actividad que se realiza, y la cura del suero de leche y un correcto aporte de fibras para regular el apetito.

En la obesidad ginoide (frecuente en la mujer con actividad ovárica, hay un aumento de grasa en la mitad inferior del cuerpo, no suele comerse en exceso y es frecuente la asociación de varices o artrosis en rodillas y en columna) Velasco propugna una dieta equilibrada, facilitar la eliminación de toxinas y evitar la acumulación de líquidos en los tejidos: «La cura del suero de leche y suplementos para eliminar y facilitar la circulación de retorno ayudan en este tipo de obesidad».

La hiperplásica , que se inicia en la infancia o adolescencia, debe ser controlada en cuanto se sospeche su aparición, es una obesidad en la que se engorda con mucha facilidad y en la que es difícil perder peso. Para Velasco: «Todas las ayudas son positivas, la dieta debe ser muy equilibrada y disciplinada, unida a suplementos que mejoren la absorción y la eliminación, un correcto aporte de fibras para regular la absorción de grasas y azúcares de la dieta, y extractos de plantas para mejorar la eliminación. El suero de leche, además de cura inicial, puede ser un complemento que de forma continuada evite la acumulación de toxinas y mejore la eliminación».

La obesidad hipertrófica , por último, se produce en la edad adulta por un aumento del contenido lipídico en las células del tejido adiposo: «Si el sobrepeso no es excesivo, el suero de leche puede ser una solución rápida y eficaz, unido a una dieta equilibrada tras la cura para evitar volver a recuperar los kilos perdidos».

Variedades de la cura

En tratamientos de obesidad (exceso de tejido graso que produce un sobrepeso respecto a los cánones establecidos según la talla, la edad y la estructura corporal o constitución) Velasco resalta que el suero de leche ayuda de forma eficaz a normalizar el correcto funcionamiento digestivo, en intestino, hígado, páncreas y riñón, mejora el metabolismo de las grasas y favorece la eliminación de líquidos retenidos, tiene un aporte calórico muy bajo y en los casos de depresión a causa de la obesidad, el aminoácido triptófano que aporta la proteína del suero de leche estimula la producción de serotonina, neurotransmisor deficitario en las depresiones, lo que refuerza la propiedad de la proteína del suero de leche para disminuir el apetito.

En la cura intensiva o monodieta del suero de leche, sin ingerir otros alimentos durante 7 días, diariamente se toman 7 vasos que se distribuyen en el desayuno 1 vaso (= disolución de 2-3 medidas de suero de leche en unos 200 ml de agua), 1 vaso a media mañana, 2 vasos a la hora de la comida tomados con un intervalo de unos 15 minutos, 1 vaso en la merienda y 2 vasos en la cena tomados con el mismo intervalo de 15 minutos. Al finalizar la cura intensiva se aconseja realizar una dieta progresiva que comienza tomando el primer día zumos de frutas y verduras, para incluir a partir del segundo día y de manera gradual los restantes alimentos.

La cura suave consiste en simultanear la ingesta de alimentos con la toma del suero de leche antes de las principales comidas. Se aconseja en este caso tomar 1 vaso de suero con un desayuno ligero y 1 vaso media hora antes de la comida y de la cena.

En esta modalidad de la cura suave Marisa Madoz recomienda tomar abundantes verduras y frutas, junto con pequeñas porciones de proteína animal (huevos, pescados, quesos) y de proteína vegetal (cereales, legumbres). Desaconseja, en cambio, como alimentos prohibidos las harinas y azúcares refinados, las grasas de origen animal, dulces, chocolates y todo tipo de alimentos fritos.

En la cura de mantenimiento, un día a la semana se hace la cura intensiva, tomando sólo suero de leche.

Roser Amills habla de la conveniencia de complementar la cura con plantas para incrementar la eliminación de toxinas, por ejemplo alcachofa (que favorece la eliminación de urea, colesterol y ácido úrico, estimula el corazón, la circulación y una correcta regeneración celular y ayuda a eliminar residuos con mayor eficacia), diente de león (estimula la producción y eliminación de bilis, por su acción hepática es laxante suave que garantiza un buen tránsito intestinal, activa la depuración sanguínea y es diurético) y ortiga (ligera actividad diurética y excretora de ácido úrico por su acción hepática, gástrica, biliar y pancreática, también es un tónico activador de la circulación y el metabolismo, utilizado en reumatismo, problemas renales y afecciones derivadas de un acúmulo excesivo de toxinas).

Otros efectos del suero

Entre las múltiples acciones favorables para la salud de la utilización del suero de leche destaca su efecto depurativo sobre acné, eccemas y otros trastornos de la piel: en un primer momento puede producirse una crisis depurativa y un aumento en las zonas afectadas por favorecerse la eliminación, que pronto comienza a remitir. En uso externo el suero desinfecta y equilibra el manto ácido de la piel, a la que regenera.

En caso de artrosis o gota el efecto alcalinizante del suero favorece la limpieza de las articulaciones, evita el depósito de nuevos desechos y ayuda a eliminar sustancias tóxicas en la sangre, lo que acompañado de una corrección de los errores alimentarios y el inicio de un tratamiento adecuado ayuda a obtener una recuperación. En la astenia, al mejorar con la toma del suero la asimilación de vitaminas y minerales, se favorece la recuperación, y el aporte de triptófano estimula la producción de serotonina, que actúa como antidepresivo natural. Si hay cistitis, se detiene la proliferación de bacterias patógenas y se facilita la eliminación a través del riñón. Al favorecer la eliminación de toxinas y mejorar el metabolismo de las grasas, mejoran los niveles de colesterol.

El suero de leche regenera la flora intestinal, con lo que se evitan cólicos y dolores e inflamaciones intestinales, mejora el peristaltismo y tiene un efecto laxante muy suave que ayuda en el estreñimiento. Actúa sobre el hígado al facilitar y mejorar la función hepática, con lo que mejora todo el proceso de digestión.

Intolerancia a la lactosa

Como complemento de los métodos de ayuno, el suero de leche proporciona energía durante el período de cura intensiva y regenera y aporta oligoelementos importantes para el buen estado de la salud. Pueden tomar suero de leche todas las personas: «La única contraindicación a tener en cuenta es la intolerancia a la lactosa en algunas personas», concluye Juan Velasco.

Las personas que no pueden o no quieran tomar ningún derivado lácteo, tampoco el suero de leche, pueden aprovechar las propiedades para eliminar toxinas y para el control de peso realizando la cura de suero y suplementar la dieta en dichos períodos depurativos con un sustituto vegetal del suero de leche, también rico en aminoácidos, vitaminas y minerales, de origen vegetal en este caso, y con un contenido asimismo muy bajo en grasa.

REFERENCIAS

– El pequeño Doctor, Alfred Vogel, Ars Médica, Barcelona, 1997.
– La cura del suero de leche, Roser Amills, Vital 5, Barcelona, 1998.
– Mitos y realidades de la cura del suero de leche, Marisa Madoz, La ventana natural 17, Madrid, 2000.
– La cura del suero de leche, Juan Velasco, Madrid, 2001.

(artículo publicado en Conocer Arganzuela nº 125, abril de 2003)