Germen de trigo

El germen de trigo, que se obtiene mediante la molienda del trigo puro, contiene todos las sustancias nutritivas, vitaminas, fermentos, hormonas vegetales, minerales y oligoelementos que el cereal precisa para iniciar su crecimiento vital y reproducirse.

Es rico en proteínas, grasas, aminoácidos, minerales (sodio, potasio, calcio, fósforo, magnesio, hierro y flúor) y vitaminas (A, E, B1, B2, B3, B6).

De entre todos los alimentos, el germen de trigo es el que comparativamente ofrece la mayor cantidad de vitamina E. Tras la levadura de cerveza es el alimento que más ácido fólico contiene, también es alto su contenido en vitamina K y en trazas de zinc, cobre, manganeso y selenio.

Además del extraordinario valor nutritivo y terapéutico de los copos, por su contenido en proteínas de gran valor, Alfred Vogel destaca el papel de los fosfatos del germen de trigo en nuestros nervios: «Ya que las combinaciones con fosfatos son vitales para las neuronas».

Vogel concede aún más importancia a su alto contenido en vitamina E: «Que desempeña un papel esencial en el desarrollo y funcionamiento de nuestros órganos reproductores, que intervienen además en el metabolismo general, por lo que la vitamina E repercute ampliamente en todo el metabolismo».

Al regular el funcionamiento de los ovarios, el doctor alemán recomienda utilizar vitamina E en casos de delgadez extrema y para regular la obesidad: estimulando a la vez la tiroides y otras glándulas endocrinas, a base de
plantas marinas, es posible normalizar el peso y mejorar el estado general de salud sin tener que
llevar una dieta demasiado estricta.

El Vademécum de Fitoterapia no diferencia entre el germen y el aceite de germen de trigo cuando indica que es vitamínico e hipolipemiante, así como al referirse a su uso, indicado en arteriosclerosis e hiperlipidemias (=exceso de grasa en sangre, factor de riesgo de arteriosclerosis y pancreatitis).

Vogel , en cambio, señala que el aceite de germen de trigo tiene un alto contenido en ácidos grasos esenciales altamente insaturados (poliinsaturados), que estimulan y favorecen la respiración celular, es decir, todo el metabolismo.

Considera, además, que por su alto contenido en vitamina E: «Las futuras madres, parturientas y las madres que dan el pecho a su hijo no deberían olvidar nunca el tomar regularmente aceite de germen de trigo».

También cuando el período disminuye o se vuelve irregular y espasmódico: «La ingestión continuada de aceite de germen de trigo puede ayudar mucho».

En su opinión, la falta de sensibilidad sexual e incluso la impotencia se pueden mejorar o curar mediante la toma continuada de aceite de germen de trigo.

También es útil como fortalecedor del corazón, ayuda en los trastornos circulatorios, debilidad o lesiones de los músculos del corazón, así como ante los estrechamientos de las arterias coronarias, da muy buenos resultados en trastornos circulatorios periféricos y sus consecuencias, en trastornos en la irrigación del cerebro, que puede acarrear pérdida de la memoria, mareos, trastornos del equilibrio,… y es eficaz también en la hipertrofia de próstata, sobre todo si se toma con sabal.

Jana Cisquella , por su parte, se refiere al germen de trigo como: «Fuente excelente de vitamina E, que dificulta la oxidación de la vitamina A presente en los alimentos, frena el enranciamiento de las grasas y también se relaciona con la disminución del nivel sanguíneo de colesterol».

Cisquella recomienda tomar germen de trigo en casos de fatiga intelectual, estados depresivos, prevención de la arteriosclerosis y trastornos intestinales y digestivos.

Los adultos pueden tomar una cucharada por la mañana, al mediodía y por la tarde.

A los niños puede dárseles una cucharadita colmada tres veces al día, pues les fortalece y es muy recomendable para combatir el cansancio escolar y después de la pubertad.

Se puede tomar con los cereales del desayuno, en el muesli de frutas, con la sopa u otras comidas.

En forma de perlas pueden tomarse de 2 a 4 gramos diarios.

Sobre el exceso de vitaminas

«Hay personas temerosas de que una alimentación rica en vitaminas les aporte demasiadas vitaminas. Este temor sólo está justificado en el caso de las vitaminas artificiales, también llamadas sintéticas, ya que tomadas en exceso pueden ocasionar problemas de dosificación. Esto no se ha dado nunca con las vitaminas naturales, como las que tomamos en los remedios naturales y en la alimentación natural, porque las vitaminas naturales tienen la satisfactoria cualidad de no poder perjudicarnos nunca a causa de sus combinaciones naturales. El cuerpo utiliza lo que le hace falta y es capaz de guardar en reserva cierta cantidad de vitaminas. Por los motivos indicados podemos afirmar que las vitaminas artificiales no son iguales a las naturales, o, expresado en términos científicos, que no son equivalentes» (El pequeño Doctor. Guía de consejos útiles para mejorar su salud, Alfred Vogel, Ars Medica, Barcelona, 1986, página 266).

Documentación utilizada

– Integral (revista) 2, 6 y 55, Barcelona, 1978, 1979 y 1984.

– La gran guía de la composición de los alimentos, Equipo de Alimentación de la Universidad J. Liebig, Giessen (Alemania), Oasis/Integral, Barcelona, 1996.

– El pequeño Doctor, Alfred Vogel, Ars Medica, Barcelona, 1997.

– Guía de los nuevos alimentos, Jana Cisquella, Tikal, Girona, 1998.

– Fitoterapia. Vademecum de prescripción, Masson, Barcelona, 1998.

(publicado en Conocer Arganzuela nº 87, noviembre de 1999)