Levadura de cerveza

La levadura de cerveza, hongo que aparece en la cerveza en fermentación, es rica en proteínas, minerales y vitaminas. Contiene 16 aminoácidos y es muy rica en potasio y fósforo, también en magnesio, sodio y calcio.

Su contenido en ácido fólico es el mayor, con gran diferencia, entre los alimentos más conocidos, y también es muy alto su contenido en trazas de zinc, cobre, manganeso y selenio.

El Vademécum de Fitoterapia identifica sus principios activos (abundantes aminoácidos y enzimas digestivos, vitaminas del complejo B y vitaminas PP y E, provitamina D2, biotina, sales minerales de fósforo y potasio, principios antibióticos) y su acción como suplemento nutricional vitamínico, antianémico y digestivo que facilita la regeneración de la flora bacteriana intestinal, especialmente indicada después de tratamientos antibióticos, ligeramente hipoglucemiante, protector hepático y depurativa.

Indicada en inapetencia, astenia, convalecencia, anemias por deficiencias vitamínicas o minerales, situaciones nutricionales especiales (embarazo, lactancia, crecimiento, estrés), neuralgias, infecciones gastrointestinales, regeneración de la flora bacteriana o vaginal tras tratamientos antibióticos, hepatitis, prevención de la arteriosclerosis, coadyuvante en el tratamiento de la diabetes, aftas bucales, eczema, acné, forunculosis, seborrea y raquitismo.

Contraindicada, por su contenido protéico, en hiperuricemia (=exceso de ácido úrico en la sangre).

Alfred Vogel resalta la utilidad de la levadura de cervez para el sistema nervioso, así como su importancia para regular la respiración celular por su contenido en vitamina B2.

Al respecto, Vogel afirma: «Sólo cuando hay suficiente cantidad de vitamina B1 la combustión de los hidratos de carbono funciona correctamente. Calificada por Abderhalden como insulina vegetal, quien tenga problemas con el funcionamiento del páncreas puede estimularlo tomando levadura, también cuando aparecen problemas con las secreciones internas, los diabéticos deberían utilizar extracto de levadura como condimento».

La levadura es excelente en casos de malestar general, muy indicada contra las neuralgias, dolorosas neuritis y neuralgias del trigémino.

Es muy beneficioso tomarla regularmente durante el embarazo, por ser portador de vitamina B, así como los enfermos del estómago y del intestino, y quienes tienen trastornos circulatorios.

Jana Cisquella sostiene que la levadura de cerveza es el producto natural que posee mayor contenido en vitaminas del grupo B.

Cisquella indica que 100 gramos de levadura de cerveza procuran las proteínas equivalentes de 250 gramos de carne, los almidones de 65 g. de pan, 10 veces más vitamina B1 que el pan integral, 2 veces más vitamina B2 que el hígado y 10 veces más vitaminas PP y B6 que la carne.

Indicada por su influencia sobre las funciones del hígado, tras haberse comprobado que la carencia de determinadas sustancias en la alimentación provocaba trastornos hepáticos. Entre estos elementos fundamentales se encuentran la colina, la metionina y el glutation, el complejo vitamínico B, y el oligoelemento selenio: «Sustancias que se encuentran en su totalidad, y en una relación perfecta, en la levadura de cerveza, por lo que se considera alimento óptimo para el hígado».

Respecto a la arteriosclerosis, factor de riesgo en el infarto de miocardio y la embolia, basándose en diversas investigaciones Cisquella concluye que los vasos sanguíneos sólo pueden ser tan funcionales como el hígado lo permita, ya que este órgano es la piedra angular del metabolismo de las sustancias lipoproteicas en la sangre.

Si el hígado permite el paso de lipoproteínas defectuosas (colesterol LDL) a la circulación sanguínea y no consigue extraer de la sangre estas sustancias peligrosas, se crean las condiciones favorables a procesos degenerativos arteriales, que conducen a su estrechamiento u obturación (infarto).

Las lipoproteínas correctamente sintetizadas y fisiológicamente adecuadas (colesterol HDL) ofrecen un demostrado efecto protector frente a las afecciones vasculares.

La levadura de cerveza, alimento óptimo para el hígado, influye sobre estos procesos de modo favorable.

Además contiene sustancias de gran utilidad para las funciones del corazón (vitaminas del grupo B, cromo y selenio), también fósforo, potasio, magnesio, calcio, cinc, hierro, manganeso y cobre.

Demostrado el efecto de la levadura en el descenso de la glucemia y desde la perspectiva de considerar la dieta como la clave de una solución efectiva en el tratamiento de la diabetes, para Jana Cisquella la levadura de cerveza, por su riqueza en sustancias protectoras, se convierte en elemento básico para prevenir la aparición del trastorno mediante la alimentación, además de evitar riesgos propios de los diabéticos, como la propensión a afecciones vasculares.

Está comprobado que numerosos gérmenes patógenos y hongos de la piel frenan su crecimiento al contacto con levadura de cerveza debido a sus propiedades desinfectantes.

La levadura es un valioso alimento de la piel desde dentro, por su contenido en vitaminas del grupo B, proteínas de alto valor (en especial el glutation), minerales y oligoelementos.

Su ingestión regular permite equilibrar la piel, el sistema nervioso y el intestino, ya que están interrelacionados.

Debería tomarse corrientemente porque la alimentación occidental actual no suele aportar vitaminas suficientes del complejo B para facilitar el funcionamiento del intestino y del sistema nervioso.

En comprimidos una dosis recomendable es de 1-2 g. diarios, a incrementar en épocas de crecimiento y desarrollo o en períodos de depuración general del organismo.

En polvo, de 2 a 4 cucharillas al día, sola o con zumo, yogur, ensalada, etc.

Documentación utilizada

– Integral (revista) 2, 6 y 55, Barcelona, 1978, 1979 y 1984.

– La gran guía de la composición de los alimentos, Equipo de Alimentación de la Universidad J. Liebig, Giessen (Alemania), Oasis/Integral, Barcelona, 1996.

– El pequeño Doctor, Alfred Vogel, Ars Medica, Barcelona, 1997.

– Guía de los nuevos alimentos, Jana Cisquella, Tikal, Girona, 1998.

– Fitoterapia. Vademecum de prescripción, Masson, Barcelona, 1998.

(publicado en Conocer Arganzuela nº 87, noviembre de 1999)