Silicio orgánico

Le Ribault comienza por señalar que el silício como mineral puede presentarse en forma cristalizada, similar al cuarzo, o como sílice, que puede ser amorfo. Su composición, de un átomo de silício y dos de oxígeno, se altera por efecto de bacterias, agua o lluvia, para convertirse en hidratado. Como mineral no resulta asimilable, o en muy pequeña medida, por el organismo humano, tan sólo se asimila un poco de los alimentos.

Está probado, afirma, que el organismo nace con un stock de silício orgánico, más o menos importante según las partes del cuerpo, que disminuye con la edad («A los 50 años se ha perdido alrededor de un 50%») pues el hombre no es capaz de transformar el mineral en silício orgánico, a diferencia de otros organismos como microorganismos y bacterias que por un proceso desconocido de química orgánica arrancan al silício una molécula de hidrógeno y la reemplazan por otra de carbono, con lo que el silício pasa a ser fácilmente asimilable.

Ante la cuestión de si es posible recargar el organismo con silício orgánico, explica: «No sabíamos cómo hacerlo. Geólogo de formación y especialista en estudios sobre granos de arena al microscopio electrónico, mi primera aplicación médica, no deliberada, fue en 1972. Tenía entonces soriasis en ambas manos. Preparaba una solución a base de granos de arena, y en unos días por el contacto con el silício orgánico desapareció la soriasis, calificada de incurable, de mi mano derecha; después empapé la mano izquierda en la misma solución, y a los pocos días la otra mano estaba libre de soriasis. Hice lo mismo con otras personas que tenían problemas de soriasis y de herpes de piel, y la situación mejoró o curó. Observé que quienes utilizaron esa mezcla también padecían menos o nada de los problemas articulares que tenían».

Por otra parte, el químico e ingeniero francés Norbert Duffaut sintetiza en 1957 la primera molécula de silício orgánico, que en años posteriores gran número de médicos suministraron a millares de enfermos con resultados espectaculares, sobre todo cardiovasculares. En palabras de Le Ribault tras encontrarse fortuitamente en 1982 con Duffaut, trabajan juntos los 11 años siguientes en perfeccionar y mejorar la molécula de silício orgánico con cada vez más enfermos, una vez resuelto el problema de la absorción del silício, puesto que: «Sólo la molécula orgánica del silício es absorbible por el ser humano».

Silício orgánico OS5

En 1993 Duffaut muere y Le Ribault prosigue sus investigaciones hasta llegar en 1994 al OS5 o silício orgánico de 5ª generación: «Con silício orgánico completamente asimilable por el organismo, más puro y eficaz tras llegar a saber el porcentaje de silício necesario para una mayor eficacia sin añadir más productos a la mezcla», utilizado por un millón de personas aproximadamente, sobre cuyo margen de seguridad afirma que es no tóxico en absoluto («Como agua mineral»), y del que, después de realizadas las pruebas oficiales de eficacia, Le Ribault asegura: «Recarga al cuerpo de silício orgánico, que reestructura las fibras de colágeno y elastina, tiene acción antiinflamatoria y antidolor, y refuerza las defensas inmunitarias del organismo, al que proporciona fuerza frente a las agresiones».

El silício orgánico OS5 –»Cuanto más puro, más eficaz es», recalca-, puede utilizarse de dos maneras, en forma líquida bebida o aplicada en compresas o vaporizando el producto sobre la piel, y en forma de gel aplicado directamente sobre las zonas dolorosas o lesionadas.

Según Le Ribault los resultados más espectaculares y rápidos del silício orgánico, bebido y también en uso tópico para complementarlo, se logran en problemas articulares, reumatismo y artrosis («El dolor desaparece o se atenúa mucho en media hora o una hora. Después el tratamiento debe continuarse»), hipertensión arterial e hipotensión, cicatrización de heridas («Muchos cirujanos utilizan silício orgánico para acelerar la cicatrización»), hepatitis vírica («Puede mejorar en 15 días la fórmula sanguínea»), cirrosis hepática («Se retoma la normalidad en el hígado») y leucemia.

«Porque no es un medicamento», precisa, «es difícil que actúe sobre una patología en particular, sino que el silício orgánico reestructura el organismo y le da mucha energía y fuerza para actuar, en una recuperación paulatina que se nota por lo general en unos pocos días».

Posible reequilibrador celular

A la pregunta de por qué funciona, Le Ribault responde: «No lo sé». Considera que una célula con buena salud tiene bien alineados sus polos negativo y positivo, que emigran y pierden su equilibrio al ser dañada la célula: «OS5 es una molécula extremadamente inestable, sus cargas positivas y negativas no paran de girar. Al beberlo o aplicarlo en una zona lesionada, se siente una impresión de frío/calor, un hormigueo o picor eléctrico. Al beberlo incluso se siente cómo se dirige a las zonas afectadas. Mi hipótesis es que el silício orgánico OS5 intercambia sus cargas eléctricas con la célula y hace que sus polos se reequilibren. Aunque es sólo una hipótesis, no hay otra de momento».

En el coloquio posterior a su exposición Le Ribault asegura que en cáncer de mama y ginecológico el silício orgánico tiene resultados positivos y un considerable porcentaje de éxitos («El problema es que me confían personas en fase terminal»), muy buenos resultados en circulación de retorno, esclerosis múltiple en placas («Muy rápidamente desde el punto de vista de la movilidad, la fuerza de la voz y el estado general») y afecciones degenerativas como Alzheimer y el síndrome de las vacas locas, y que es muy interesante en fibromialgia y herpes: «Tomado y en uso tópico».

Además de excelente para uso veterinario («Se administra, a demanda de muchos veterinarios, en tendinitis de caballos, a vacas, corderos, perros, gatos, cabras, bueyes y peces»), preguntado si dosis altas de silício orgánico pueden tener efectos adversos, Le Ribault responde rotundo: «No, en 25 años y en un millón de personas». Y a la pregunta de cómo se eliminaría un posible exceso de silício orgánico: «Hay muchos experimentos que demuestran que se elimina muy fácilmente por la orina».

Indica que en febrero de 1986, para presentar a los periodistas los resultados de años de trabajo, él y Duffaut convocaron en París una conferencia de prensa a la que no asistió ningún periodista y sí representantes de todos los laboratorios de cosmética: «Se verifica en los productos de cosmética, y puedo certificarlo, que todos los productos antienvejecimiento contienen silício orgánico, lo declaren o no». Para terminar se compromete a elaborar una crema antiarrugas a base únicamente de silício orgánico, mucho más barata que todos los productos cosméticos que hay en la actualidad en el mercado.

UNA MÍNIMA INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA

De acuerdo con el Informe Técnico (1), el silício, oligoelemento esencial para la salud del ser humano, se encuentra en todos los organismos vivos, interviene en numerosas reacciones metabólicas y es indispensable en la construcción normal de los tejidos.

Acerca del mecanismo de acción del silício orgánico sobre el organismo, en el Informe Técnico puede leerse: «No se explica únicamente por su aporte de silício orgánico altamente asimilable y su acción en la síntesis de colágeno y elastina o su papel estructural en los glicosaminglicanos, sino que además interviene su alto poder reactivo, vibratorio, su papel regulador del potencial eléctrico a nivel de la membrana celular y su capacidad de transmisión de la comunicación intercelular, …, es un fortalecedor de las defensas naturales del organismo, lo que explicaría los resultados obtenidos en el tratamiento de las afecciones más variadas» (1).

Según Sara Muñoz (2), para quien la dieta actual no aporta la cantidad de silício necesario para el buen funcionamiento de nuestro organismo, son alimentos ricos en silício, por lo que recomienda su inclusión en la dieta diaria, avena, mijo, cebada y arroz integrales, patatas, remolacha, alfalfa, soja y vegetales verdes: «Otra fuente tradicional de silício era el agua pero el uso de sales de aluminio en los procesos de potabilización en las grandes ciudades elimina las ya de por sí pequeñas cantidades que en condiciones normales contendría».

Sara Muñoz enumera los padecimientos que la carencia de silício puede generar: patologías coronarias, alteraciones osteoarticulares y del tejido de sostén, disminución de las defensas, problemas broncopulmonares, retraso del crecimiento, huesos frágiles, piel deshidratada, acné, tendencia a abscesos y fístulas, amigdalitis, deficiencia intelectual, conjuntivitis, caries dentales, fragilidad y caída del cabello, uñas frágiles y opacas, tendinitis, fibrosis y flacidez articular. Por último: «Tanto en la tuberculosis como en el cáncer se ha confirmado la falta de este mineral».

Sara Muñoz señala que el silício fue reconocido en 1972 como oligoelemento esencial, lo que significa que es: «Elemento mineral que a pesar de precisarse en muy pequeña cantidad en el cuerpo, es indispensable para la salud y la vida. Porque su carencia produce una alteración funcional en el organismo, su presencia es importante para el desarrollo, los síntomas patológicos generados en los diversos tejidos se asocian con una disminución de dicho elemento en esos tejidos, y porque se observa un retorno al normal funcionamiento y una normalización del desarrollo después de aportar en cantidad y calidad adecuados el elemento faltante». Son también esenciales vanadio, molibdeno, magnesio, hierro, cobalto, níquel, cobre, zinc, selenio, estaño, yodo y flúor (2).

El silício (3) es el segundo elemento más abundante de la corteza terrestre, tras el oxígeno, y el más importante del reino mineral: «En combinación con el oxígeno conforma numerosos tipos de rocas, granitos, arenas, arcillas y piedras hermosas como el ópalo, el cristal de roca, la amatista, el ágata o los minerales de cuarzo, …, formas en las que constituye cerca del 20% de los átomos de la corteza terrestre».

El silicio orgánico estimula el sistema inmunológico, regenera el tejido conectivo que forma parte de la mayoría de los tejidos corporales, y mejora el funcionamiento de las células del organismo, la eliminación de desechos y la transmisión de información entre ellas. Es un complemento útil en muchos problemas crónicos, que puede acompañar a cualquier tipo de terapia.

La molécula de silício orgánico ayuda a captar los nutrientes y agentes terapéuticos y a conducirlos hasta el interior de la célula donde son liberados, reforzando su eficacia terapéutica, y además atrae ciertas moléculas con las que establece un puente de naturaleza electrostática que por medio de una débil energía se rompe al llegar a su destino.

En el ámbito físico nuestro organismo trabaja por medio de reacciones bioquímicas que no son sino fenómenos eléctricos: «Por su facilidad de mejorar la comunicación eléctrica en las reacciones bioquímicas, el silício orgánico se manifiesta muy útil». La desnutrición, las enfermedades y el envejecimiento, la contaminación, la intoxicación por metales pesados y el estrés, interfieren con las reacciones bioquímicas de nuestro organismo. El silício orgánico ayuda a que esas reacciones bioquímicas funcionen mejor; posee además una capacidad energética excepcionalmente alta, ya que su estabilidad vibratoria y su modo de funcionamiento a nivel electroquímico celular mejora los intercambios celulares en el cuerpo humano.

En la base de casi todas las patologías suelen hallarse los mismos factores: nutrición inadecuada y abandono de la dieta mediterránea por alimentos refinados, hábitos de vida incorrectos, falta de sueño y estrés, que producen un incremento de oxidantes en el organismo y una acumulación de metabolitos de desecho, cuya consecuencia es la alteración en la comunicación celular.

Los macroelementos y oligoelementos, por ser organizadores celulares e intercelulares, cumplen un papel estructural y fisiológico. El silício orgánico desempeña una importante acción correctora sobre el organismo, por aportar silício altamente asimilable y por la intervención de su alto poder reactivo, energético y vibracional (3).

Martin J. Walker (4) subraya que el silício se encuentra en el tejido corporal, timo, revestimiento vascular, glándulas adrenales, hígado, bazo, páncreas y en una cantidad considerable en el cabello, y que: «Con la edad el cuerpo pierde su reserva y no es capaz de reemplazarlo con los sílices minerales que encuentra en el exterior». Afirma que el trabajo realizado desde los años 30 del siglo XX ha demostrado de forma irrefutable que es nutriente fundamental para humanos y animales: «Indispensable para la temprana calcificación de los huesos y las conchas de los animales, participa en la formación de las células que construyen las paredes de los vasos sanguíneos, su deficiencia produce alteraciones y deformaciones en el crecimiento óseo, y afecta y forma una gran parte del tejido conjuntivo y el cartílago, que juegan un papel importante en las articulaciones y las enfermedades que les afectan».

REFERENCIAS
– 1) El Silicio Orgánico de 5ª Generación de Loïc Le Ribault. Informe Técnico, 2005.
– 2) El silicio orgánico: un oligoelemento esencial para la salud, Sara Muñoz, Discovery DSalud 59, Madrid, 2004.
– 3) La salud y el silício orgánico del Dr. Loïc Le Ribault, Gráficas Calvo, Avilés, Asturias, 2004.
– 4) La resistencia de Loïc Le Ribault, I y II, Martin J. Walker, Revista de Medicinas Complementarias. Medicina Holística, 55 y 56, Pozuelo de Alarcón, Madrid, 1999.
– 5) Silicio Orgánico de 5ª Generación. Loïc Le Ribault y el OS5, Francisco San Martín, Discovery DSalud
74, Madrid, 2005.

(artículo publicado en Conocer Arganzuela nº 151, septiembre de 2005)