Tomar un té

En el transcurso de su conferencia sobre los tés tradicionales que no son té, Emilio Blanco aseguró que casi siempre se usan para el dolor de barriga, así como para tratar el estreñimiento y en general para la destemplanza de cuerpo. En su opinión: «Cumplen además una importante función en las relaciones sociales de los seres humanos, al igual que el verdadero té o el café, tomar un té es sinónimo de charlar y relajarse con amigos. También se usan frecuentemente en veterinaria popular, así el té de roca (Jasonia glutinosa) se usaba en Castilla para combatir la timpanitis de las vacas».

Aunque son plantas que se usan de toda la vida, antes de la llegada del verdadero té, apenas están estudiadas, por lo que casi nada se sabe de su composición química. Se consideran inocuas y su uso está refrendado por la experiencia de cientos de años. La dosis apropiada estándar es de una cucharada de hierba seca por taza de agua.

A la hora de intentar clasificar estos tés de uso popular, Blanco propone el criterio de la extensión de su uso. Así, especies como el té de roca o el té de piedra (Sideritis hyssopifolia) están muy extendidas, y otras son de uso muy local y sólo se consumen en pequeñas comarcas, aunque existan en muchas otras. La misma planta tiene a veces distintos nombres populares y distintas aplicaciones, según las zonas, en ocasiones la misma denominación corresponde a plantas diferentes y de propiedades diversas, y la mayoría de las veces se trata de especies no comercializadas ni conocidas fuera de una comarca determinada.

Algunas de las especies más usadas son originarias de América, como el té de Méjico (Bidens aurea) o el té de Argentina (Chenopodium ambrosioides). A la vez, la palabra té se expandió por América, y en la actualidad llaman allí té a muchas otras plantas de estos países, también tomadas como tisana digestiva: «Incluso el conocido mate o Ilex paraguariensis, que rivaliza con el café y el té como bebida caliente más usual en el Cono Sur, fue designado también con los nombres de té de mate, té de los jesuitas, té del Paraguay o té de las misiones».

TÉ DE ROCA O DE ARAGÓN (Jasonia glutinosa)

El más popular y extendido, y el único un poco estudiado en palabras de Blanco, habita en la mitad oriental de la península –por ejemplo en el Duratón- y en Baleares además de las zonas calizas del resto peninsular. Es un subendemismo que también vive en el sur de Francia, Sicilia, Malta y Marruecos. Se recolecta en verano, en plena floración y cuando tiene un tacto muy pegajoso, y se utilizan las sumidades floridas, que deben partirse y no ser arrancadas de cuajo para no dañar la cepa, ya que es planta vivaz. Se usa seca pero es una de las pocas especies que también puede consumirse fresca y verde en infusión. En su composición destacan ácidos fenólicos derivados del ácido caféico, flavonoides, aceites esenciales ricos en alcanfor y borneol, y lactonas sesquiterpénicas.

También se usa como té, en la sierra pobre de Madrid y Montejo, Segovia y Burgos, la especie próxima Jasonia tuberosa, conocida como té de burro, té de las viñas o té de tierra, que vive en suelos algo húmedos del centro y noreste. Otras especies utilizadas son té de piedra o de los Picos de Europa (Sideritis hyssopifolia), té moruno o de Méjico (Bidens aurea), etc.

El Dr. Pío Font Quer dice del té de Aragón que es una especie de uso eminentemente popular, como estomacal y contra las indisposiciones de vientre, en los Pirineos se emplea contra los catarros pulmonares, y a veces se recomienda contra la tuberculosis.

El Dr. Josep Lluís Berdonces i Serra indica que estimula la secreción digestiva si hay falta de apetito y digestión lenta o dificultosa, se utiliza en dolor abdominal y flatulencia, es espasmolítica y se usa en menstruación dolorosa, jaqueca relacionada con digestión deficiente y externamente para lavar heridas. Sin efectos secundarios o indeseables.

El Vademécum de Fitoterapia añade que Jasonia glutinosa en algunas zonas se considera una panacea y se usa como laxante tomada en ayunas, como hipotensora, y en uso externo como hemostática, antifúngica y anttinflamatoria. Precaución en el embarazo.

TÉ (Camellia sinensis)

Todas las variedades del té proceden de Camellia sinensis, arbusto silvestre de hasta 10 metros de altura cuyas hojas secas se utilizan en Asia oriental desde hace miles de años y que es una de las 50 plantas básicas de la medicina tradicional china. Según el proceso de elaboración se transforma en té verde, negro o rojo. Camellia sinensis crece silvestre en China, Tibet, Japón, Rusia, Irán, Turquía, India y Camboya, se introdujo en Europa a partir del siglo XVII, y en la actualidad se cultiva té en grandes áreas de clima tropical y subtropical, sobre todo de África y Asia. Son productores principales India, China y Kenia, y grandes consumidores Irlanda, Gran Bretaña y Kuwait.

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Entre los principios activos de la planta destacan las bases xánticas, sobre todo cafeína o teína, teofilina, teobromina, adenina y xantina; abundantes derivados polifenólicos (flavonoides como kenferol, quercetol y miricetol, catecoles, taninos catéquicos libres y combinados con teína), ácidos clorogénico, oxálico y gálico, sales minerales, vitaminas C, B y P, enzimas y trazas de aceite esencial.

Andrea Donoso afirma que el té contiene aproximadamente una cuarta parte de la cafeína que tiene el café: «Además, los taninos y la adenina neutralizan en gran medida la acción de la cafeína del té».

El Dr. John Heinerman corrobora que quienes toman té experimentan mucho menos endurecimiento de las arterias que quienes beben café: «Parece que la cafeína del café está asociada con algunos aceites pesados que tienden a elevar bastante los niveles de colesterol en la sangre, lo que no sucede con el té. El contenido de cafeína del té puede ayudar a reducir el colesterol. Además, los polifenoles del té actúan junto a las vitaminas C y P que contienen para ayudar a fortalecer más las paredes de los vasos sanguíneos del corazón».

El té estimula suavemente los sistemas nervioso y cardiorrespiratorio, inhibe el sueño y reduce la sensación de fatiga, relaja la musculatura lisa a nivel bronquial, ureteral y de vías biliares, estimula la contracción muscular y es diurético y astringente, hipolipemiante y antiagregante plaquetario, y por su acción vitamínica P es venotónico y vasoprotector.

Según el Dr. Berdonces , en infusión poco concentrada puede ser útil en estados irritativos del estómago, dolor de cabeza y enfermedades febriles en que actúa como refrescante. Indicado en astenia psicofísica, diarrea, bronquitis, asma, coadyuvante en tratamiento de sobrepeso, arteriosclerosis e hiperlipidemia. Berdonces previene que aunque no es frecuente, dosificaciones elevadas de té pueden provocar palpitaciones, náuseas, vómitos, vértigos y micción frecuente.

TÉ VERDE

Es té que se torrefacta ligeramente, justo después de la recolección para neutralizar el proceso fermentativo, y luego se pone a secar. Es rico en vitamina C y contiene además vitaminas E, B y A, minerales, polifenoles, fibras, clorofila y cafeína.

Para Andrea Donoso su consumo regular es beneficioso como preventivo de enfermedades cardiovasculares («Reduce la tasa de colesterol y triglicéridos, aumenta la de HDL y reduce la de LDL»), ataques de hígado («Baja las transaminasas en personas de riesgo») y procesos cancerosos, efectos relacionados con las propiedades antioxidantes de los polifenoles, en concreto de las catequinas, responsables de sus propiedades anticancerígenas. El té verde contiene un 30% de catequinas.

Según Donoso: «Diversos estudios recientes realizados en Japón concluyen que las personas que beben té verde abundante y habitualmente desarrollan la mitad de tumores cancerosos que las que no lo hacen. De las diversas catequinas que contiene el té verde, la epigalocatequina galato es la de mayor efectividad contra el cáncer y además protege los ácidos grasos y los lípidos del cerebro, por lo que puede retrasar el envejecimiento cerebral. Las catequinas frenan el desarrollo de bacterias nocivas, por ejemplo las que actúan en las intoxicaciones alimentarias, son eficaces para frenar algunos virus como el de la gripe o el herpes, son beneficiosas para el sistema digestivo y efectivas en la higiene bucal: una taza de té después de las comidas es una extraordinaria medida para evitar la formación de placa y el desarrollo de caries a medio plazo, protege el esmalte dental y evita el mal aliento, su contenido en flúor lo acaba de convertir en un excelente aliado de la higiene dental». La medicina oriental reconoce otras propiedades del té verde, calificado como elixir de juventud.

También Evelyn Leigh considera que el té verde previene el desarrollo del cáncer. El epilgallocatechin-galato (EGCG) presente en el té verde tendría un efecto inhibidor de la urokinasa, enzima proteolítica que favorece la invasión de las células cancerosas y la formación de metástasis: «Diversos estudios epidemiológicos muestran que los efectos protectores del té verde podrían aplicarse a varios tumores del tracto gastrointestinal, tales como cánceres del recto y páncreas, colon, esófago y estómago. En relación con la dosis, cuanto mayor es el consumo de té, menor es el riesgo de cáncer». Leigh concluye que para los autores de dichos estudios, los polifenoles pueden inhibir la actividad de carcinógenos potenciales como las nitrosaminas, los hidrocarburos aromáticos policíclicos y las aminas heterocíclicas.

John Heinerman añade al respecto que es costumbre de los doctores de la medicina ayurvédica recetar té verde como prevención para las afecciones del hígado y ciertas formas de cáncer, especialmente de piel, estómago y colonrectales: «Se atribuye los beneficios que produce el beber té a ciertas sustancias parecidas a las vitaminas llamadas polifenoles, y se recomienda a todos los pacientes beber por lo menos 2 tazas diarias de té verde».

En opinión del Dr. Rob McCaleb la acción antioxidante de Camellia sinensis se debe a los polifenoles («Las hojas del té contienen más de un 35% de su peso en seco en polifenoles»), que demuestran excelentes propiedades bloqueantes de los radicales libres, también hay una asociación entre la ingesta de polifenoles y la reducción en el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Investigadores italianos han concluído que es similar la acción antioxidante de los tés negro y verde en plasma total del cuerpo humano.

Al evaluar sus propiedades antioxidantes sin y con leche, al tomarlo con leche se inhibió totalmente la acción antioxidante de ambos tés: «Es conocida la capacidad de las proteínas de la leche para provocar la unión a los polifenoles del té en forma de complejo químico (leche/polifenoles) resistente a la descomposición gástrica, haciendo que los polifenoles no puedan ser absorbidos en el estómago. Además, la leche impide la absorción de los polifenoles por medio del aumento del ph gástrico».

TÉ NEGRO

Es té verde fermentado después de recolectado, contiene un 10% de catequinas y es el té más consumido en el mundo.

John Heinerman señala que en hospitales de medicina tradicional china se administra té negro a los pacientes con dolores de migraña, con un 92% de recuperación: «Como la cafeína del té constriñe los vasos sanguíneos de la cabeza, es capaz de calmar el dolor causado cuando ellos palpitan y se hinchan». El té negro, añade, se utiliza también en China en numerosos hospitales y clínicas para tratar con éxito todo tipo de infecciones e inflamaciones del estómago, los intestinos, el colon y el hígado: «Hay un índice de recuperación entre 83 y 100% de pacientes tratados».

Evelyn Leigh comenta los resultados de un estudio de población holandés a gran escala (7983 hombres y mujeres) que muestra el efecto protector del consumo de té negro en el desarrollo de aterosclerosis, un endurecimiento y estrechamiento de las arterias coronarias que puede contribuir a un ataque cardíaco, apoplejía y otras enfermedades cardiovasculares graves. El estudio demuestra que quienes beben una (125 ml) o 2 tazas de té negro al día tienen un 46% menos de riesgo de desarrollar aterosclerosis grave, mientras que quienes beben 4 o más tazas diarias reducen el riesgo en un 69%. Beber té negro parece proteger más a las mujeres que a los hombres.

Los resultados del estudio holandés sobre el té negro concuerdan con otras investigaciones que indican que los flavonoides del té protegen contra trastornos cardiacos, aunque la mayoría de los estudios anteriores se han centrado en el té verde, que tiene un mayor contenido de flavonoides. Según los investigadores el té negro es la fuente de aproximadamente la mitad de los flavonoides consumidos por los occidentales. La mayoría de la gente en los Países Bajos toma el té sin leche, y es posible, opina asimismo Leigh, que añadir leche al té afecte de forma negativa a la biodisponibilidad de los flavonoides.

El consumo de té entre los occidentales se asocia a un estilo de vida y dieta en conjunto más sanos y el consumo de té en el estudio holandés era superior entre los participantes delgados, con una mayor educación, menores fumadores y consumidores de alcohol, grasas y café: «Aún después de que los datos fueran ajustados a estos factores y otros susceptibles de generar confusiones», concluye Evelyn Leigh, «la asociación inversa entre el consumo de té negro y la aterosclerosis grave siguió siendo estadísticamente significativa».

TÉ ROJO PU-ERH

Es una variedad de té verde originaria de la provincia china de Yunnan que tradicionalmente se bebe para reducir grasas y el nivel de colesterol y que obtiene sus principios diferenciados mediante un proceso de maduración posterior a la fermentación.

Según el Dr. Jürgen Weihofen : «Después de ser comprimidas las hojas verdes más grandes, durante un almacenamiento de muchos años bajo condiciones controladas, unas cepas bacterianas específicas transforman el té verde en el té rojo pu-erh».

Para Weihofen sus efectos más importantes sobre la salud son que reduce el sobrepeso provocado por una mala nutrición, estimula la secreción de las glándulas digestivas y facilita la digestión de comida grasa, contribuye a la rápida asimilación del alcohol y baja el nivel de colesterol y de grasa en sangre y refuerza el metabolismo hepático, desintoxica y depura, refuerza el sistema inmunitario y es profiláctico de infecciones y detiene el desarrollo de bacterias.

Por sus efectos sobre los nervios y el cerebro mejora el mal humor e incluso ligeras depresiones, y puede beberse también por la tarde o por la noche ya que gracias al proceso de fermentación y maduración pierde prácticamente toda la cafeína o teína y no interfiere, por tanto, en el proceso del sueño.

Roser Amills añade que los experimentos científicos más recientes indican que por su fermentación es un té muy bajo en ácidos tánicos, por lo que personas con estómago delicado pueden beberlo sin problemas.

Además: «Mediante estudios clínicos se documentó hace 30 años que reduce el nivel de colesterol de la sangre.

Después Weihofen comprobó sus efectos sobre hígado, bilis e intestinos.

En experimentos recientes en la clínica Saint Antoine de París, al tomar 3 tazas diarias de puerh el nivel de grasas en la sangre disminuye un 13% en un mes, se consigue reducir también el nivel de triglicéridos y de ácido úrico en un 66%».

Amills asegura por último que si en medicina tradicional china el té rojo lleva siglos utilizándose para adelgazar de forma natural, y contribuye a reforzar hígado y bazo: «En Estados Unidos se le denomina eliminador natural de grasas, lo que se debe a la aceleración del metabolismo del hígado».

YERBA MATE (Ilex paraguariensis)

Ilex paraguariensis es un arbusto o árbol muy difundido en el sur de Brasil, nordeste de Argentina, Paraguay y Uruguay, que puede alcanzar entre 8 y 15 m de altura. Con sus hojas maduras desecadas sobre el fuego y molidas con fragmentos de ramas jóvenes, pecíolos y pedúnculos florales, se prepara la infusión de yerba mate, bebida originaria de la cuenca del Paraná, río que discurre entre Paraguay y Argentina.

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Preparar, servir y tomar yerba es para los ciudadanos paraguayos, uruguayos y argentinos sobre todo, un ritual y un hábito social, equivalente a tomar té o café para los europeos.

Además, y según Pedro Pérez de Paz y Consuelo Hernández , el mate es una planta de uso muy arraigado en las islas Canarias debido a sus propiedades como tonificante del sistema nervioso, estimulante, diurética y eupéptica o digestiva: «Muy determinantes han sido los vínculos históricos y culturales del archipiélago canario con Hispanoamérica, que han motivado la importación de modas o costumbres de estos países y con ellas la introducción directa o indirecta de muchas especies de aquellas tierras. Algunas se cultivan en los jardines o huertos familiares, otras como el boldo o el mate se consumen manufacturadas».

De acuerdo con Eduardo Dellacassa y Arnaldo Bandoni , de la Cátedra de Farmacognosia de las universidades de Montevideo (Uruguay) y Buenos Aires (Argentina), respectivamente, la utilización de la hoja de mate para preparar bebidas estimulantes y con finalidad medicinal proviene de las tradiciones del pueblo guaraní, para quienes aseguraba la salud, vitalidad y longevidad.

Marisol Sanz afirma que la aparición y el consumo de yerba mate se remonta según las leyendas a tiempos en que los indios vivían en tribus y no conocían todavía la existencia del hombre blanco: «En todas las leyendas surge como premio a la hospitalidad con la que los indígenas, por muy pobres que fueran, acogían a los forasteros, convirtiéndolos rápidamente en huéspedes de honor, …, En tiempos de la colonización española existía un fuerte intercambio de yerba mate entre las tribus del Paraná, poseedoras de la planta, y tribus de Bolivia, Perú y Chile, zonas donde no se cultivaba. En muchas regiones el intercambio de yerba mate se convirtió en equivalente general de la moneda de cambio, era un artículo de consumo propio y a la vez se había convertido en primera mercadería de los intercambios».

Los jesuitas llegados con los conquistadores españoles promueven el uso de la yerba por su actividad estimulante, para aumentar el trabajo de los indios y disminuir su consumo de alcohol, desarrollan el cultivo del mate como base económica de su sistema de misiones en el alto Paraná, y la yerba mate pasa a ser conocida como té jesuita.

Usos populares

La yerba mate se comercializa sobre todo como producto alimentario en los países de donde es originaria, y así, por ejemplo, está incluída en el Código Alimentario Argentino. La infusión de hojas y ramas pequeñas se emplea como estimulante suave del sistema nervioso central, contribuye a eliminar la fatiga y estimula la actividad mental y física. Se incluye en formulaciones para reducción de peso y se atribuye a la infusión de yerba mate un aumento de la diuresis y un efecto laxante. Sirve además como medio para consumir otras plantas medicinales con las que se mezcla, por ejemplo hojas de menta y cedrón, boldo y cepacaballo, poleo y ruda, ombú y cáscara de naranja.

Marisol Sanz entiende que la yerba mate tiene grandes cualidades nutritivas y reconstituyentes: «Ejerce una estimulación general en el cuerpo humano, conviene en las comidas por activar la digestión y facilitar la asimilación de los alimentos, también influye en el aparato circulatorio, en la fuerza muscular y en la activación intelectual, y se aconseja como excelente tónico para los nervios».

Además, prosigue, ya en 1937 el Dr. Pedro Escudero , director del Instituto de Nutrición de Argentina, demostró científicamente que la infusión de yerba mate es una fuente rica y útil de vitamina C: analizadas 11 muestras de diferentes precios y calidades, todas contenían vitamina C en cantidades variables, entre 15 y 31 mg de ácido ascórbico por cada 100 g de yerba mate, con un promedio global de 22 mg de vitamina, equivalente a 440 unidades de vitamina C. Tal y como recoge Sanz, según el Dr. Escudero: «La toma de yerba mate previene el escorbuto , enfermedad provocada por la carencia de vitamina C, y que consiste en hemorragias, en especial en las encías y en la piel, con tendencia a la ulceración, depresión nerviosa, anemia y otras repercusiones sobre el cuerpo».

En su opinión, desde el punto de vista nutricional el valor del mate se comprueba en primer lugar por pruebas prácticas y sólo después con el análisis y la experimentación científica. Así, la prueba práctica se demuestra en la vida y costumbres de las zonas hierbateras: tradicionalmente es conocida la resistencia de los paisanos, tanto en viajes como en su actividad campesina hay días que los pasan básicamente con repetidas infusiones de mate, sin sentir fatiga y conservando su buen humor y buena disposición. Cuando la ciencia examina químicamente el mate encuentra una composición idéntica a los demás alimentos conocidos como estimulantes.

Su importante acción nutritiva, añade Marisol Sanz, se debe no sólo a las resinas, gomas y materias albuminoides capaces de ser asimiladas que contiene, sino sobre todo por integrarse al organismo como un alimento de ahorro que retarda la desasimilación: «El mate es beneficioso pues permite un ayuno prolongado, en caso de alimentación deficiente restablece el equilibrio e impide la desnutrición del organismo, … Sustituye en gran parte a los alimentos vegetales en poblaciones que viven a base de carne y desconocen el pan. Remedia las insuficiencias de un mal régimen alimentario y disminuye el cansancio y estimula la energía, … Puede atenuar la fatiga del calor de los trópicos y permite utilizar al máximo la energía latente del hombre, … Su alcaloide, la mateína, tiene las propiedades de la cafeína pero sin sus inconvenientes, y su acción estimulante es menor que la del café porque no causa insomnio ni agitación nerviosa».

El Dr. Jorge D. Pamplona Roger afirma que el mate es una bebida muy popular en América del sur, especialmente en las regiones en las que la dieta es a base de carne. Su aroma recuerda al del té, lo mismo que su composición química y efectos. Opina que como planta medicinal se puede aplicar en caso de cefalea, congestión cerebral por el calor e insolación, y lipotimia o desfallecimiento: «Teniendo en cuenta que el alivio que ofrece el mate es sintomático y no cura la causa, … En uso externo el mate se aplica en compresas por su acción antiséptica y cicatrizante, para lavar heridas infectadas y en el tratamiento de quemaduras».

El Dr. Josep Lluís Berdonces i Serra , que fija en unas 200.000 Tm (1999) la producción anual de mate del cono sur americano, donde se toma a modo de té, con azúcar quemado o zumo de limón, asegura que las mejores hojas son las de los árboles de 5-6 m de altura, en ejemplares de más de 4 años, y entre sus virtudes medicinales añade las de tónico estimulante, diurético y diaforético (=estimula la sudoración, secreción de humores y perspiración), y estimulante nervioso que acelera el ritmo cardíaco y la motilidad del intestino.

Composición, acciones e indicaciones

Los componentes más importantes del mate son los alcaloides purínicos o xantinas, entre ellos cafeína, teobromina y teofilina, las vitaminas A, E y complejo B, destaca su riqueza en vitamina C y contiene además taninos, ácidos clorogénicos, numerosas saponinas triterpénicas derivadas del ácido ursólico, flavonoides como kempferol y quercetina, antocianinas derivadas de la cianidina, azúcares como glucosa, fructosa y rafinosa, y oligoelementos como sodio, potasio, calcio, magnesio, cobre, hierro, manganeso y zinc, y más de 100 componentes en la fracción volátil de la yerba mate.

Dellacassa y Bandoni consideran que la actividad antihipercolesterolémica de las saponinas del mate puede explicar la aparente contradicción entre hábitos alimentarios y estado sanitario de la población uruguaya: «Se ha demostrado que en Uruguay la prevalencia de enfermedades coronarias y otras cardiopatías así como la distribución de edad de la población presentan características similares a las de los países europeos, mientras que el consumo de carne per capita en este país es uno de los más altos del mundo». Los ácidos clorogénicos y flavonoides del mate tienen asimismo actividad antioxidante e inhiben la oxidación de las lipoproteínas de baja densidad (LDL o «colesterol bueno»).

Mientras la ingesta de una infusión de mate parece no influir en la absorción intestinal de hierro, sí aumenta la utilización de lípidos como sustrato oxidativo, lo que viene a aclarar en buena medida su acción coadyuvante en el tratamiento del sobrepeso. Está demostrado además que la infusión de mate reduce el apetito, debido a la presencia sinergizada de xantinas, terpenos, resinas y ácido clorogénico, así como que acelera el metabolismo hepático e incrementa la diuresis. Ambos autores se refieren al posible efecto colerético (=secreción y excreción de bilis por el hígado) del mate y a la actividad antimicrobiana del aceite esencial de la hoja de mate y su posible interés para la protección dental por su acción protectora frente a bacterias que propician caries.

La monografía de la Comisión E del Ministerio de Sanidad alemán , referente de la fitoterapia europea, reconoce los usos de la hoja de mate derivados de su contenido en cafeína, astenia ocasional y fatiga física y psíquica, y detalla una serie de acciones que suponen un efecto benéfico en el tratamiento del sobrepeso: analéptica (=restauradora, excitante o estimulante), diurética (=aumenta la secreción de orina), inotropa positiva (=influencia positiva de los nervios cardíacos sobre la musculatura cardíaca), cronotropa positiva (=influencia positiva sobre la regularidad de la acción cardíaca), glucogenolítica (=disolución del glucógeno) y lipolítica (=disolución de las grasas en el curso de la digestión).

Precauciones

El mate no tiene toxicidad a las dosis habituales, de lo que es prueba evidente, sostienen Dellacassa y Bandoni , la enorme difusión de su uso en la región rioplatense: «La Comisión E señala que no se han descrito efectos secundarios, contraindicaciones o interacciones relacionadas con la utilización de la hoja de mate a dosis terapéuticas, que la propia comisión establece en una dosis media diaria de 3 g de yerba o la cantidad equivalente de sus preparados».

Existen sin embargo trabajos publicados que proporcionan otros datos, relacionados con el consumo de mate como bebida habitual o usado de forma crónica o prolongada, según los cuales a dosis altas puede aparecer excitación, insomnio, gastritis, náuseas y taquicardia debido a su contenido en cafeína, por lo que estaría contraindicado en caso de ansiedad, insomnio, taquicardia, hipertensión, y debería evitarse su utilización en caso de gastritis y úlcera gastroduodenal.

Para cebar o beber mate

La yerba se sirve en un recipiente especial, una calabaza seca y vacía de Lagenaria vulgaris denominada asimismo mate, que se llena con yerba mate picada para preparar la infusión y se toma con un tubo delgado o caña llamada bombilla, que en su interior tiene en un extremo un filtro para evitar la ingestión directa de las hojas y en el otro extremo una boquilla plana. Por último está la pava, de cobre, hierro y hierro enlozado, una especie de caldera o tetera utilizada para calentar el agua que luego se añade a la yerba, y cuya asa se asemeja al cuello de la hembra de los pavos. El mate, la bombilla y la pava son tres instrumentos fuertemente enraizados en la cultura y tradición del cono sur americano.

Eduardo Dellacassa y Arnaldo Bandoni proponen, para preparar o cebar el mate, colocar la yerba en la calabaza (mate) de modo que ocupe ¾ de su capacidad y, mientras se tapa la boca de la calabaza con la mano, agitarla suavemente para compactar la yerba y distribuir la parte pulverizada evitando que al succionar se tapone la bombilla. A continuación se vierte agua caliente, entre 60 y 80º C, sobre la yerba, que una vez húmeda se hincha en unos 3 a 5 minutos. Luego el extremo de la bombilla que tiene el filtro se introduce hasta el fondo del mate, donde se vierten pequeñas cantidades de agua muy caliente, entre 90 y 95º C, y se comienza a beber la infusión para lo que se sorbe el líquido a través de la bombilla hasta que sale aire y se produce un peculiar y típico sonido, operación que se repite con el mate circulando en la rueda de bebedores hasta que el sabor disminuye, momento en que la bombilla se saca de la yerba y se coloca en otro lugar del mate para darle vuelta y reiniciar la infusión. La bebida o cebadura finaliza cuando la infusión deja de tener sabor y se llega al mate lavado.

REFERENCIAS

– Pojhá ñaná. Recetario de plantas medicinales del Paraguay, Dr. Nemesio Rodríguez Barboza, Artes Gráficas Zamphirópolos, Asunción, Paraguay, 1966.

– El mate, Marisol Sanz, Puig y Ribas Distribucions, Barcelona, 1992.

– Plantas medicinales. El Dioscórides renovado, Dr. Pío. Font Quer, Labor, Barcelona, 1995.

– Fitoterapia. Vademécum de prescripción, Masson, Barcelona, 1998.

– Diccionario terminológico de Ciencias Médicas, Masson, Barcelona, 1998.

– Enciclopedia de las plantas medicinales, Dr. Jorge D. Pamplona Roger, Safeliz, Madrid, 1998.

– El té verde y el té negro muestran acción antioxidante, Rob McCaleb, Medicinas Complementarias 52, Madrid, 1998.

– Menor riesgo de cánceres colorrectales y pancreáticos en consumidores de té verde,
Evelyn Leigh, Medicinas Complementarias 56, Madrid, 1999.

– Gran Enciclopedia de las Plantas Medicinales, Dr. Josep Lluís Berdonces i Serra, Tikal, Premiá de Mar Girona, 1999.

– Plantas medicinales o útiles en la flora canaria. Aplicaciones populares, Pedro Pérez y Consuelo Hernández, Francisco Lemus, La Laguna, Tenerife, 1999.

– Milagrosas hierbas curativas, John Heinerman, Prentice Hall, Nueva Jersey, EUA, 1999.

– Pu-erh, el té rojo de China, Dr. Jürgen Weihofen, Obelisco-Vital, Barcelona, 1999.

– Adelgaza ganando energía con el té pu-erh, Roser Amills, Vital 19, Barcelona, 1999.

– El mate, Eduardo Dellacassa y Arnaldo L. Bandoni, Revista de Fitoterapia 4, CITA, Valencia, 2001.

– El té negro podría proteger la salud del corazón, Evelyn Leigh, Medicinas Complementarias 62, Madrid, 2001.

– Los tés tradicionales de España, Emilio Blanco Castro, VI Jornadas de Fitoterapia y Etnobotánica,
Madrid, 2002.

– Té quiero, Andrea Donoso, Integral 280, Barcelona, 2003.

(artículo publicado en Conocer Arganzuela nº 127/128, junio/julio-agosto de 2003)

(artículo publicado en Conocer Arganzuela nº 127/128, junio/julio-agosto de 2003)